miércoles, 9 de julio de 2014

Lo mató el corazón

Lo mató el corazón
Publicado por El Caballero Español


Ha muerto Alfredo Di Stéfano en Madrid, capital de su segunda patria, donde transcurrió una buena parte de su existencia y dejó una impronta de caballero del deporte y de la vida tan marcada como su magnífico buen saber hacer profesional.
Toda España está de luto y el argentino apodado La Saeta Rubia presente en las conversaciones de mucha gente de una generación determinada que lo vio jugar al fútbol, más aún, convertirlo poco menos que en un juego ciencia, como el ajedrez, y llevar al Real Madrid cinco veces al campeonato de Europa.
Pero no voy a hablar de sus muchos logros profesionales, sus premios, sus trofeos, su prodigiosa combinación de inteligencia y sabiduría en la cancha, su obsesión por estar siempre en buena forma física, su intuición y otras cualidades deportivas y humanas que le llevaron al estrellato sin que él pareciera enterarse.
Eran otros tiempos. Había seriedad, humildad, honradez, sentido de la proporción, nadie se saltaba a la torera el orden, los límites, la decencia y otras cosas por el estilo. A pocos de los encumbrados -en lo que fuera- se le disparaba el ego como un cohete que se convierte en papel quemado después del estallido.
Citaré otra vez en este réquiem de urgencia su caballerosidad, su hombría de bien, su conducta, que fue siempre intachable y no tuvo nunca nada que ver con  con el alcohol, las drogas, el desorden, la confusión ni el escándalo.
Mi padre me llevaba algunos domingos al estadio Bernabéu, a ver al Madrid, es decir, a ver a Di Stéfano: una primera figura de la actualidad de aquel entonces, cuando los jugadores no escupían en el terreno de juego ni golpeaban por la espalda a un contrario y le rompían una costilla.
Quizás no todos sepan que Alfredo Di Stéfano estudiaba ingeniería antes de dedicarse al fútbol, que era buen estudiante, que leía, sobre todo Historia y biografías, que le gustaba escribir cartas, que invirtió sus primeras ganacias en comprarse un tambo, que desayunaba siempre mate, que una vez dijo en una entrevista: “Mi moral depende de cómo haya jugado. No está ni en el triunfo ni en la derrota. La clave es para mí la responsabilidad que uno ha de crearse ante sí mismo”. Así tenía que ser un buen profesional
Dicen que ha muerto del corazón, que tenía el corazón débil. Quizás de tanto ponerlo en la cancha.
Con él se va parte de una época. Y un resto de nuestra adolescencia que todavía nos quedaba dulcemente apresado en una pelota de fútbol.

© José Luis Alvarez Fermosel

lunes, 7 de abril de 2014

Historias de la guerra - recuerdos para mi hermano para sus 70 años

Historias de la guerra
recuerdos para mi hermano Guillermo para sus 70 años


Vivimos nuestra niñez y principios de la adolescencia en una casa de barrio en la calle Malabia (hoy R. Arabe Siria) 3221, nuestro telefono era el 72-6725, apenas 4 numeros menos que el de un intimo amigo y compañero del colegio primario y secundario, de mi hermano Guillermo (Quique), Guillermo Lascano Quintana (Guillermito), que vivia frente al zoologico, en la calle Acevedo (hoy Republica de la India).





Las historias de la guerra, en esa epoca, era una de las peliculas que pasaban en los cines de barrio a los que ibamos los dias sabados desde el mediodia hasta casi terminada la tarde, daban 3 peliculas, el noticiero Sucesos Argentinos y en algún momento, también, un numero en vivo, siempre daban una de cowboys, una de guerra y una "romantica"











Pero las historias de guerra reales, fueron las que le gustaba contar a Guillermo, nuestro Padre.
rumbo al colegio Lange Ley
en el frente de casa



Papá nos acompañaba al Colegio, en primario ibamos al colegio Lange Ley que quedaba en Canning (hoy Scalabrini Ortiz) y Juncal, al principio nos llevaba hasta la puerta y cuando nosotros consideramos que ya eramos grandes, nos acompañaba hasta cruzar Las Heras y desde ahi ibamos solos, muchas veces nos llevaba al colegio junto a Guillermito Lascano y contaba esas historias de la guerra que nos hacian verlo, en medio, de alguna de aquellas peliculas de acción y coraje que veiamos habitualmente en el cine










En sus cuentos de la guerra, ya mucho mas adelante cuando nosotros ya eramos mas grandes para entender, Papá nos dejo entreveer que esa parte de su historia no era tan, a la manera de las peliculas.

Papá nació el 25 de junio de 1909, comenzaba el siglo, en la ciudad de La Paz en Bolivia, era hijo de un comerciante, de buen pasar economico Wenceslao Sanchez y de Maria Paz Saravia, estudio en el Colegio Americano de La Paz y alli estudio contabilidad y matematicas.
mi abuelo Wenceslao Sánchez 

En el año 1932 se declaro  la Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia, y mi Padre que ya habia hecho el servicio militar, se presento junto a varios de sus amigos como voluntario para defender a su Patría, como decían las proclamas en suelo boliviano y seguramente también en el Paraguay. 
Pero la guerra, siempre es muy distinta a lo que suponiamos siendo chicos.
El nos conto, mas adelante que con el tiempo, las provisiones y la ropa, comenzaron a escasear y tuvieron que arreglarse como podian, completando las escasas raciones que les enviaban desde la retaguardia con animales pequeños que cazaban, tomando agua contaminada que se juntaba en cuanto pozo habia, en epocas de lluvias y andrajosos, vestidos solo con la poca ropa que podian mantener de lo que les habian provisto al comenzar la guerra.

Y los cuentos de un primo de el, el Coronel Roberto Peñaranda, de como se encontro, por primera vez, con mi Padre, en el frente de batalla, terminaron de confirmar que las guerras y la que participó por casi tres años mi Padre, eran mas parecidas a historias de sacrificios y privaciones que aquellos films heroicos. 
Roberto, que era militar de carrera se encontro, en el frente de batalla, con mi Padre, cuando ya habian pasado mas de 2 años y cuando lo vio junto a sus compañeros, nos conto en uno de nuestros viajes a La Paz, con lagrimas en los ojos, que lloro al verlo en tal estado de abandono.

con mi hermano Guillermo, Papá y nuestro tio el Cnel. Roberto Peñaranda
en viaje a los Yungas en el año 1962


A mi Padre lo evacuaron del frente, luego de casi 3 años,  poco tiempo antes de la batalla final "Boqueron", lo evacuaron por disentería, y estuvo internado en la retaguardia con peligro de muerte, hasta que pudo volver a su ciudad La Paz, pero ya nada era igual, su Madre Paz Saravia habia muerto  de una "enfermedad incurable", sin que le hubieran permitido despedirse, su hermana se habia ido de su casa y creo  que poco tiempo despues murió y su Padre Wenceslao Sánchez se fue abandonando por la tristeza y mi Padre, despues de su muerte, decidió, quizas para cortar con ese pasado, venir para la Argentina donde conoció a mi Madre Rita y aca formo su familia.


original de la carta que mi Abuela dirigió al Estado Mayor General
pidiendo poder verlo a mi Padre antes de que ella muriera.

El EMG contesta que se le denega el permiso, mi abuela murió
sin que mi Padre pudiera despedirse

con Mamá y Guillermo año 1952

con Guillermo aprox año 1959

Pero Papá fue un tipo feliz, feliz de la familia que había formado en Buenos Aires y orgulloso de sus dos hijos Guillermo y yo, vivió toda su vida, dandonos todo lo que tenía, no era muy demostrativo, pero hablando de nosotros siempre fue feliz.





miércoles, 12 de febrero de 2014

Casablanca, vigente a los 60 años

Casablanca, vigente a los 60 años
publicado por El Caballero Español


Hace 60 años “Casablanca”, candidata a  ocho premios Oscar, recibía tres de las preciadas estatuillas y se convertía en un clásico que nunca dejará de serlo.
Pocas películas fueron tan vistas y tan aclamadas desde su estreno en el teatro Hollywood de Nueva York, el 16 de noviembre de 1942.
¿Por qué perduró su encanto, resistiendo el paso de las décadas hasta convertirse en mito?
No faltan las respuestas, entre ellas la que se apoya en el carisma intemporal del film; el guión, hecho a saltos de cigarra pero que al final resultó; el estupendo reparto y el mensaje cargado de emoción, capaz de conmover al público de cualquier edad y cualquier época.
La vimos por primera vez –de chicos- en el cine Cristal de Madrid, cerca de la glorieta de Cuatro Caminos, muchos años después de su estreno. Desde entonces no hemos dejado de verla, pues se reestrena cada tanto. Además, la tenemos en DVD, naturalmente. La veremos por enésima vez cualquier día de estos, más vigente que nunca.
Todos guardamos los datos en nuestros archivos y en nuestras memorias. Recordemos algunos, sin embargo.
Ganó tres Oscar: a la mejor película, al mejor director y al mejor guión adaptado. Fue producida por la Warner Bros. Su productor ejecutivo fue Hale Wallis. La dirigió Michel Curtiz, un húngaro emigrado que se llamaba en realidad Mijail Kertes. El guión se debió a Julius J. y Phillip G. Epstein y Howard Koch, la música a Max Steiner y la fotografía a Arthur Edeson. Dooley Wilson cantaba “Según pasan los años”, esa inolvidable melodía que hoy parece insustituible. El narrador fue Lou Marcello y la cinta, como se decía entonces, dura 102 minutos.

El elenco merece párrafo aparte

El elenco merece párrafo aparte. Los protagonistas fueron Ingrid Bergman, en el apogeo de su primera etapa americana, después de sus triunfos en Europa, y Humphrey Bogart, el duro “Bogey”, que sigue vivo, mas no como un frío ejercicio para memoriosos, sino como la obsesiva imagen de la hombría, el retrato por de más viril de una figura irrepetible en la que convergieron los elementos más dispares, que se ensamblaron sin un chirrido.      
Bogart no fue sólo un astro, sino un  hombre valiente, un tipo singular que vivió y murió con arreglo a sus propios códigos. “Era un héroe de Hemingway en carne viva”. La definición de Joe Hymas, uno de sus mejores biógrafos, es exacta. “Bogey” conformó un modelo de hombre cuya cualidad más definida fue tal vez la lucidez, sublimada hasta la amargura.
Volviendo al reparto, no podemos dejarnos en el tintero los nombres de Paul Henreid, Claude Rains, Conrad Veidt, Peter Lorre y Sidney Greenstreet. Casi todos ellos trabajaron después con Humphrey Bogart en otras películas que pasaron sin pena ni gloria.
La película es ciertamente algo más que una historia de amor frustrado, enmarcada en un melodrama patriótico que incluye el desarrollo de aventuras cosmopolitas en los años cuarenta -en plena Segunda Guerra Mundial-, en un Marruecos de “boîtes de nuit”, complots y convenciones. Exalta cualidades como el valor, el amor, el patriotismo, el espíritu de sacrificio y la lealtad. 
Todo el mundo vio “Casablanca”, así como todo el mundo iba al “Café Americain” de Rick.
Quizás quede alguno de los más jóvenes que no la haya visto aún y aproveche ahora, a los 60 años de haber recibido tres Oscar, para verla y para entender que, como dijo Jorge Auditore, los altibajos de su filmación y el surgimiento de la idea -¡ni qué hablar de la elección de los actores!-, constituyen en sí mismos una historia tan fascinante como la de sus personajes: seres entrañables que se mueven entre el amor y la lealtad.

© José Luis Alvarez Fermosel

Película completa subtitulada

casablanca- as time goes by- versión original de Dooley Wilson


Play it Sam