martes, 19 de octubre de 2021

Comienza un nuevo camino (1)

 domingo 17 de octubre del 2021




                

Hace 55 años en febrero de 1977 casi 45 años, en febrero de 1977 a pocos meses que gracias a nuestro amigo Carlos Dibar, conocía a Estela partimos a nuestras primeras vacaciones juntos en Puerto Pirámides, en la Península Valdés, entre el Golfo San José y Nuevo.

Acampamos durante un mes en Punta Pardela, así comenzaba una vida en común.

 


 

Desde el 4 de octubre pasado, las cenizas de su cuerpo se encuentran en la bóveda de la familia de su Madre María Luisa (Pity) Ontaneda, junto a su Padre el arquitecto Lito Bianchi, a su hermano menor, Luis Bianchi, a sus antepasados, a los restos de mi Madre y los de nuestro primer hijo Santiago.

Alla ayer, el día de la Madre, fui a llevar unas flores, pero ella esta en nosotros, las que la queremos y recordamos.

Empieza un nuevo camino; quisiera escribir tantas cosas, recordar tantos momentos, alegrías tristezas, tormentas y calma, lo ire haciendo, para poder mantenerla viva junto a mi, junto a los que compartieron partes de su vida.

 

Hasta pronto Estelita, GRACIAS.

miércoles, 21 de julio de 2021

Líneas - "puedo elegir cuáles dibujo y cuáles no".


 por 
para Fundaciòn Arquia





Líneas y líneas ampliadas. Dibujo del autor.



Soy, por edad, de las últimas promociones que, durante la carrera, dibujó mucho más a mano que con un ordenador. 
No es esto mejor ni peor, sólo un recuerdo: mi generación navegó entre dos aguas, aprendimos a dibujar a mano, pero entregamos el PFC ‘a ordenador’.

Recordaba esta circunstancia pensando en las veces en que, en la reprografía de cabecera de la ETSAM, Faster (que a veces no hacía honor a tan dinámico nombre) ampliábamos imágenes para (re)dibujarlas. 
Recuerden: no había internet. No había ordenadores. No había CAD. No había cámaras digitales.

A veces las ampliaciones volvían las líneas gruesas, densas. Espesas. Más allá de lo representativo, la cuestión abría un debate sobre la arbitrariedad de las líneas que dividen nuestro mundo. 
Lo que trazamos con el lápiz más afilado, hiriendo el papel, es en realidad una franja de cientos de metros de ancho. 
Lo que en nuestro deseo y nuestra intención es una división liminal e intangible, ocupa un espacio real, político y social.

Cuando viajo de Madrid a Burgos hay un desfase de cientos de metros entre el cartel que me despide de Madrid y el que me saluda en Castilla y León. ¿Qué ocurre en esos metros, en esa línea dibujada a 1:100.000 y ampliada hasta la escala real? ¿A quien pertenecen? ¿Pueden habitarse?

Nuestra realidad traza esas líneas. O, mejor dicho, nosotros las trazamos para compartimentar nuestro mundo y para hacerlo más entendible y a la vez más estúpido y más simplón. 
Las líneas tienen, tristemente, una traducción real. Se convierten en objetos. En edificios. En mecanismos; en máquinas que procesan gente. Frías, racionalistas hasta lo terrible.

Hace mucho tiempo que los arquitectos entendimos que las líneas rígidas responden a una arquitectura pasada. Hace tiempo que asumimos —o deberíamos hacerlo— que la flexibilidad espacial comienza por cuestionar la definición del borde, del límite y su percepción. Que la arquitectura es tanto mejor cuanto más se aleja de la simpleza del ‘dentro o fuera’ y se acerca a la complejidad del ‘dentro y fuera’.

Existen, todavía, líneas en nuestro mundo. líneas mecánicas. líneas que cortan, que duelen, que separan, que ahogan, que matan. Líneas que convierten a los niños que las atraviesan en unas siglas. A quien abraza a otro ser humano en un ‘invasor’ y a quien cobija ese abrazo en objeto de los más repugnantes ataques.

Soy arquitecto. Me dedico (me lo han dicho muchas veces, y no me parece mal) a dibujar líneas. No es mucho, pero puedo elegir cuáles dibujo y cuáles no.

Y estás no me interesan. No pienso dibujarlas.


El anterior presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se propuso solidificar aún más una de esas líneas. Un muro; una representación en planta y alzado de una política centrada en separar al diferente para estigmatizarlo.


Los estudiantes de arquitectura de Yale (entre otras facultades) pegaron en las ventanas de sus clases la frase “WE WON’T BUILD YOUR WALL”: no vamos a construir tu muro. 

Mientras esto ocurría un supuesto think-tank integrado por arquitectos y artistas auspiciaba un desnortado y vergonzoso concurso para diseñarlo. Los resultados fueron, siendo generoso, surrealistas. 




La profesión ha llegado al extremo en el que la xenofobia es aceptable si viene camuflada con aerogeneradores y placas solares.

No voy a construir vuestro muro. Quizá sería bueno que no lo construyéramos ninguno porque, siento ser yo el que lo recuerde, no somos una profesión ajena a la emigración. Si miran ustedes la agenda con los teléfonos de sus amigos comprobarán que muchos de ellos han cruzado muchas líneas.

Que todos lo hacemos o estamos en situación de hacerlo y que, quizá, al cruzarlas, querríamos un abrazo.

martes, 20 de julio de 2021

Tiempos de crisis tiempos de oportunidades

A la crisis general producto del COVID y de sus restricciones, se suma la crisis de la recesion economica mundial. Esto nos hace buscar nuevos mercados, ¿eso es asi? En parte si y si fuera eso solo, una de las soluciones es "Aguantar el chubasco" 

Pero a esto tenemos que considerar la aceleracion, del proceso de aumento de ventas por  internet, que provoca la transformacion de locales de exposicion y venta reales a los virtuales y su consecuencia directa de la atomizacion de ellos. 

Una vez que la crisis termine, estos cambios no se revertiran.

Nuestra propuesta siempre fue el de ofrecer distintos medios de llegada sumandole contenidos que nos hacen un buena forma de llegada con nuestro publico objetivo.

Con ArquiNoticiasGdMd sus distintos medios 






y los nuevos medios

ConectarCultura 360 







y ARTV - AmericaRadioTVdigital





les ofrecemos poder cubrir y ampliar su area de llegada, buscando nuevos consumidores y tambien la de encontrar nuevos canales de exposicion y distribucion, no tradicionales.

Es tiempo de OPORTUNIDADES, les proponemos trabajar en conjunto, YA, para lograr mejores resultados y estar preparados para un MUNDO QUE NO VOLVERA A SER IGUAL. 


jueves, 6 de mayo de 2021

La Orquesta y los Músicos del Titanic -



"Nos encontramos frente a la crisis de salud mas importante de la historia moderna, que también se expresa en la educación, la economía, la moral, los valores,..
 
Nos parece estar en el Titanic -la torre de Babel del mundo moderno-, algunos ayudan y tratan que no todo se destruya, mientras muchos pelean por salvarse; en el medio de la cubierta una orquesta de ocho músicos tocan melodías que expresan y transmiten sus sentimientos, a través de la música. 
Que podemos hacer frente a esto? Desde CC360, tratamos de transmitir nuestra cultura, la danza, le música, las artes plásticas, la poesía,..es nuestra contribución hacia el mundo, hacia el futuro".


fragmento de una nota encontrada en el blog Supercurioso

El 14 de abril de 1912 pasó a la historia como la fecha en que ocurrió una de las peores tragedias del océano. 
El trasatlántico más grande jamás construido, zarpó el 10 de abril desde el puerto de Southampton, Inglaterra, con destino a Nueva York. 
Apenas cuatro días después, un iceberg se atravesó en el camino, provocando el catastrófico hundimiento del Titanic, que acabó con las vidas de 1.514 personas. 
Entre ellas murieron verdaderas leyendas de la época, como el hombre más rico del mundo, John Jacob Astor IV o el playboy millonario Benjamin Guggenheim. 
Pero entre los fallecidos, los músicos del Titanic han generado una leyenda aparte, que ha logrado conmover profundamente a todo el que la conoce. 
                                        los músicos del Titanic
Muchos de los misterios del Titanic quedaron inevitablemente sepultados bajo las frías aguas del Océano Atlántico, pero otros muchos lograron ver la luz, gracias a las historias narradas por los sobrevivientes. Justamente por una de ellas, se conoció la historia de la orquesta del Titanic. 
Se trató de Mary Hilda Slater, una joven de 30 años de edad que había estudiado música en Europa, y regresaba a los Estados Unidos para contraer matrimonio. Esta chica fue la primera en hablar de los músicos del Titanic, en una entrevista que concedió al Worcester Evening Gazette de Massachusetts, sólo 24 horas después de llegar a tierra firme.


Quizás su afición por esta disciplina, hizo a Mary reparar con tanto detalle en la labor de los músicos. Luego, otros sobrevivientes confirmarían lo que dijo: los hombres tocaron Strauss, Sullivan, valses y otros temas festivos de la época, hasta el momento definitivo del naufragio, infundiendo en los pasajeros un hálito de esperanza y compasión. 
Contaron que las notas animadas o reposadas, según cada pieza, se mezclaban con los gritos desesperados de los pasajeros.

La legendaria orquesta del Titanic se llamaba Wallace Hartley Band. 
Su nombre lo recibía del director, un violinista británico de 33 años, llamado Wallace Hartley. 
Fue justo él quien, cuando recién empezó el caos del naufragio, se dirigió junto a sus siete músicos a la entrada delantera de la primera clase, y luego a la cubierta del barco, cerca del área donde estaban los botes salvavidas.

Instrumentos en mano, empezaron a tocar. Los músicos del Titanic eran ocho en total, y se cuenta que sólo en el hundimiento tocaron juntos, pues en el resto de sus presentaciones tocaban en grupos de tres o de cinco. 
Los nombres de los siete restantes, que también murieron en el naufragio, eran Roger Bricoux, chelista; John Wesley Woodward, también chelista; Fred Clarke, Percy Taylor, George Krins, Theodore Brailey y John Jock Hume.


Entre los datos curiosos vinculados a las historias personales de los músicos del Titanic, destaca el hecho de que dos de ellos, el violonchelista francés Roger Bricoux, el más joven del grupo, y el pianista británico Theodore Brailey, habían viajado a principios de 1912 a bordo del Carpathia, justo antes de unirse al Titanic. El Carpathia fue justamente la embarcación que, estando a más de noventa kilómetros de distancia, aceleró sus motores para llegar al lugar del naufragio y ayudar en el rescate de los 706 sobrevivientes.

 La orquesta del Titanic y el hundimiento

Aunque algunos historiadores hayan sumado a los músicos del Titanic a la tripulación, la realidad era que no formaban parte de ésta, ni recibían ningún dinero por parte de la administración del trasatlántico. 

Viajaban como pasajeros comunes, hospedados en las áreas de segunda clase. 

La White Star Line, compañía propietaria del Titanic, había contratado los servicios de la orquesta por intermedio de la Black Talent Agency, propiedad de hermanos Charles y Frederick Black. Esta era una conocida agencia de talentos con sede en Liverpool, que se había hecho popular en el sector de animación musical para compañías de barcos, por sus bajos precios.

Los jóvenes subieron al Titanic con toda la expectativa de ser los responsables de la animación musical en las diferentes áreas de la primera clase del barco. Pero el idilio duró apenas cuatro días. 

La noche del naufragio, la mayor parte de la tripulación estaba en sus aposentos y los músicos del Titanic habían terminado su labor, pues esa noche no habría baile. 

Sin embargo, ante los primeros signos de la tragedia, reaccionaron rápidamente. 

El director y los otros siete miembros de la orquesta empezaron a tocar sin ninguna duda. Incluso después de que este dio la autorización de retirarse, todos decidieron seguir tocando.

Justamente entre las frases de la película Titanic destaca la verbalización de este momento, en el que el músico que llevaba la batuta les manifiesta a sus compañeros que fue un honor tocar en su compañía, y les permite retirarse e intentar salvarse. Los jóvenes empiezan a hacerlo, pero después, uno a uno regresan, ocupando de nuevo sus lugares y retomando el ritmo de la música. 

Sobre la última canción que se escuchó en los instrumentos de la orquesta del Titanic, hay dos versiones populares. 

La más conocida dice que fue Nearer, My God, to Thee, aunque otras posturas defienden que fue el himno Autumn o el tema Proprior Deo. 

En todo caso, se estima que fue una pieza que los músicos del Titanic conocían muy bien, pues a esa hora ya la cubierta del barco se encontraba en total oscuridad.


La historia de los músicos del Titanic es un verdadero canto a la esperanza y al valor de la humanidad, aún en los momentos más difíciles y oscuros
Estos valientes hombres ofrecieron la única herramienta de su arte, como un sutil consuelo en la desgracia que vivían las 2.223 personas que iban a bordo del trasatlántico. 
Sus nombres y su leyenda pasaron a la historia, como un reflejo de luz en la inmensa oscuridad de la tragedia que constituyó uno de los más terribles naufragios vividos por la humanidad.



sábado, 10 de abril de 2021

Primera Línea de Fuego Honor y Gratitud - al personal de salud que lucha por nosotros en esta pandemia del COVID19



Se estreno el documental de Silvia Sara Kochen el pasado jueves 8 de abril en la televisión publica.


trailer


Entrevista enviada por el Ministerio de Cultura de la Nación.


La médica y realizadora audiovisual Sara Silvia Kochen.

- ¿Cómo se le ocurrió hacer este documental?

- Para llevar a cabo el proyecto del padrón epidemiológico me metí en la guardia y en la terapia intensiva, un mundo que hacía mucho tiempo que no estaba en contacto, desde que hice mi residencia; y me empezó a conmover la dedicación con la que trabajaba el personal de la salud en una situación tan compleja como la pandemia mundial de COVID-19. 
En un momento dado me pareció que era importante dar el puntapié y transformar eso en una narrativa que se pudiera contar, ver y escuchar.

También lo que pensé es que la mayor parte de la gente no tenía idea de todo lo que significaba estar en todos esos lugares. 
Supongo que es natural, la gente tampoco sabe lo que hace en detalle un periodista o alguna otra profesión. 
Y me pareció que era importante que se supiera: que el personal de la salud estaba ahí en la trinchera y que salvaba vidas y daba lo mejor que podía.

- ¿Cómo fue la elección del título Primera línea de fuego?

- Con la pandemia, lo que me pasó a mí y entiendo que le pasa a la gente que está trabajando en la primera línea de atención, fue pensar: “Para esto estudiamos, para esto trabajamos, para esto nos formamos”. 
Había una elección de querer estar ahí. 
Así como estuve yo, que podía no haber ido por edad y por mi especialidad, hubo mucha gente que tuvo esa actitud. 
Y gente mucho más valiente, que estuvo en la trinchera realmente. 
Que eligió estar ahí, que decía: “Me siento bien de estar acá, porque estoy donde me corresponde y dando lo mejor”. 
Eso es lo que quería contar.

- En el tráiler del documental se puede ver que a medida que las trabajadoras y los trabajadores de la salud dan su testimonio, se sacan el barbijo y muestran sus caras. ¿Qué significa esta decisión?

- Lo hice como una estrategia visual porque la máscara te sirve de protección, pero también te oculta. 
Las entrevistas fueron abiertas, sin censura, cada uno dijo lo que quiso, era una premisa eso para mí. 
Usé una técnica de usar preguntas abiertas, con temas disparadores, les pedía que se presentaran o que dijeran qué cosas les daban miedo, por ejemplo. 
Y en ese contexto me parecía importante que aparecieran las caras. 
Quién es la persona fuera de ese contexto. A todos nos habitan diferentes personas. 
Entonces lo que yo quería mostrar también era eso: qué piensa y qué siente esa gente que está trabajando ahí.

- ¿Qué fue lo que la sorprendió de las historias?

- Los relatos de cómo se sobreponían a situaciones dramáticas, de pacientes jóvenes que fallecían. 
También la emoción de ver recuperarse casos que pensaban que no salían. 
Pero lo que más me conmovió fueron los relatos de cuando atendieron a sus propios compañeros; no sólo por la proyección de darse cuenta de que si él está ahí, vos también podés estar ahí, sino también porque se piensa que eso no puede pasar y sí pasa.
Fotograma del documetal Primera línea de fuego.

- Su trabajo como neurocientífica en la Ragcyt incluye comunicar los aportes de la neurociencia sobre cerebro y mujer, ¿qué descubrimiento en esta área podría mencionar como muy relevante para poner en discusión estereotipos de género?

- Hay muchos trabajos pseudocientíficos, algunos incluso salen en revistas de buen nivel, pero con una metodología malísima y cero evidencia, en los que se dice, por ejemplo, que las mujeres tomamos decisiones en base a emociones, no racionalmente. 
En las Jornadas de Ciencia y Arte “Cerebro y mujer”, la inspiración fuerte para mi ponencia “El aporte de la neurociencia (y no de las Pseudo-Neurociencias)" fue justamente ese tema. 
Ahora estamos trabajando para hacer una segunda jornada sobre “Cerebro y mujer”.

- Si bien desde la creación de la Ragcyt se ha avanzado en la igualdad entre mujeres y varones, ¿cuál diría usted que es el problema principal para conseguir una mayor igualdad en el campo de la ciencia y la tecnología?

- Por un lado, se utiliza el concepto de “techo de cristal” (la limitación que tienen las mujeres de acceder a los cargos jerárquicos), pero yo creo que acá, y en el mundo entero, los techos son de hormigón armado. 
De cristal, nada.

Y por otro lado, creo que un punto crítico y clave para una mujer, lo digo desde mi experiencia personal pero también porque lo veo en otras mujeres, es cuando decidís ser madre. 
Cuando iba a congresos me preguntaban con quién había dejado a mis hijos y a los hombres nunca les preguntaban eso. 
Hay una parte importante de la sociedad que te obliga a jugar determinados estereotipos, que son sumamente negativos, que te imponen determinadas cosas, que tenés que estar dando la pelea todo el tiempo para demostrar que sí, que sos buena madre. 
Yo le digo siempre a las jóvenes, tengo becarias a cargo y tengo hijas, creo que el gran truco es decir: “quiero todo, no quiero estar eligiendo: quiero ser madre, quiero ser amante, quiero ser esposa, quiero ser investigadora, quiero hacer cine”. Porque a los hombres nunca se les plantea eso. 
Nunca escuché a un varón decir: “no trabajo porque cambio el sueldo” (N. de R.: en referencia a que el costo de pagar por las tareas de cuidado de los hijos muchas veces es similar al sueldo de la madre), en cambio a las mujeres se les presenta muchas veces esa situación. 
Ese punto en crítico, el cuidado de las hijas y los hijos, que pueda establecerse de que es una tarea compartida. 
Y tiene que haber una sociedad que acompañe.

- ¿Ya tiene en mente algún otro proyecto cinematográfico?

- Con el editor de la película, Emiliano Serra, presentamos un proyecto en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) para filmar una película sobre cannabis medicinal. 
Tenemos la intención de hacer algo más grande que la hicimos en la pandemia. Además, tengo ganas de tomar algunas historias de las Orquestas Infantiles, en especial historias de mujeres jóvenes.

Fotograma del documental Primera línea de fuego.

Ficha técnica:

2020 / 60 min / DCP 2K / Color / 16:9 / Español / Documental
Dirección, guion y producción: Sara Silvia Kochen
Montaje: Emiliano Serra
Fotografía y cámara: Santiago García Sánchez
Música: Juan Cristóbal Barcesat
Posproducción de color: Lucila Kesselman
Postproducción de audio: Adolfo Schmidt, Estudio Julirecords

Testimonios:



Sandra Azcárate, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, jefa de Admisión de Pacientes.
Sabrina Mársico, Hospital L. Meléndez, A. Brown, médica Terapia Intensiva.
Mariela Pacheco, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, médica residente.
Virginia Vallejos, Hospital Modular, A. Brown, directora.
Matías Gayategui, Hospital Oller, Quilmes, director.
Andrea Paz, Hospital Modular, Quilmes, administrativa.
Karina Botana, Hospital Modular, Quilmes, médica a cargo de Terapia Intensiva.
Beatriz Rodera, Hospital Iriarte, Quilmes, jefa Clínica Médica.
David Parisi, Hospital Iriarte, Quilmes, jefe de Terapia Intensiva.
Florencia Dorta, Hospital Iriarte, Quilmes, médica residente.
Diego Saez, Hospital Oñativia, A. Brown, jefe de Terapia Intensiva.
Marisa Mitchel, Hospital Oñativia, A. Brown, enfermera.
Paola de Plante, Hospital El Cruce Néstor Kirchner, F. Varela, enfermera.
Federico Cavalli, Hospital Modular, A. Brown, administrativo.
Nancy Gallo, Hospital Modular, A. Brown, enfermera.
Silvina Blanco, Hospital L. Meléndez, A. Brown, médica jefa de Emergencia.
Sergio Lage, Hospital El Cruce N Kirchner, F. Varela, jefe de Terapia Intensiva.
Juan Arano, Hospital El Cruce N Kirchner, F. Varela, médico clínico.
Ignacio Nuñez, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, kinesiólogo de Terapia Intensiva.
Gabriela Paez, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, médica residente.
Jazmin Saad, Hospital El Cruce N Kirchner, F. Varela, médica residente.
Rubén Berardi, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, jefe de Terapia Intensiva.

documental completo

Una reflexión tomado de la red, pensando en un futuro mejor.

 Por un buen fin de semana de Familia (aunque en este momento sea solo a traves de una pantalla)





Existe una tribu en África, donde la fecha de nacimiento de un niño no se toma como el día en que nació, ni como el momento en que fue concebido, sino como el día en que ese niño fue "pensado" por su madre.

Cuando una mujer decide tener un hijo, se sienta sola bajo un árbol y se concentra hasta escuchar la canción del niño que quiere nacer.

Luego de escucharla, regresa con el hombre que será el padre de su hijo y se la enseña.
Entonces, cuando hacen el amor con la intención de concebirlo, en algún momento cantan su canción, como una forma de invitarlo a venir.

Cuando la madre está embarazada, enseña la canción del niño a la gente del lugar, para que cuando nazca, las ancianas y quienes estén a su lado, le canten para darle la bienvenida.

A medida que el niño va creciendo; cuando el niño se lastima o cae o cuando hace algo bueno, como forma de honrarlo, la gente de la tribu canta su canción.

Hay otra ocasión en la que la gente de la tribu le canta al niño.
Si en algún momento de su vida, esa persona comete un crimen o un acto socialmente aberrante, se lo llama al centro de la villa y la gente de la comunidad lo rodea.
Entonces le cantan su canción.
La tribu reconoce que la forma de corregir un comportamiento antisocial no es el castigo, sino el amor y la recuperación de la identidad.
Cuando uno reconoce su propia canción, no desea ni necesita hacer nada que dañe a otros.
Y así continua durante toda su vida.
Cuando contraen matrimonio, se cantan las canciones juntas.
Y finalmente, cuando esta persona va a morir, todos en la villa cantan su canción, por última vez, para él.

"Puedes no haber nacido en una tribu africana que te cante tu canción en cada una de las transiciones de tu vida, pero la vida siempre te recuerda cuando estás vibrando a tu propia frecuencia, y cuando no lo estás.

 
                   Sólo sigue cantando y encontrarás tu camino a casa".

lunes, 5 de abril de 2021

tangomolino- como empezó todo

 por Nastasja Sas




"El molino

en este punto donde estaba

donde empezar a contar

en todas direcciones

He encontrado mi medio

y viví mis miedos

el mareo me paralizo

Sentí mis miembros envenenados

y sin embargo mi alma es

a pesar de todas las cargas terrenales

voló sobre el cielo"

 

... Escribí este poema sobre "mi" molino. 

Estos muros decadentes fueron mi hogar en Buenos Aires durante meses, junto a él, al otro lado de la calle, el Parlamento. 

Después de las noches de baile, tomando un taxi hasta el amanecer, "¡Esquina Rivadavia y Callao por favor!", empujé el pesado portón y me arrastré con una pequeña linterna por incontables escalones hasta el techo. 

"Me cuesta mi amor te lo juro ..." le expliqué a mi compañero de baile, que era mucho mayor que yo, él solo sonrió y negó con la cabeza con una mirada a mis piernas. 

La Confiteria del Molino es un lugar mágico, que alguna vez fue un brillante café y hotel, ahora habitado por unos pocos que han aceptado los desafíos de un edificio de este tipo y prefieren encender su cigarrillo afuera porque la tubería de gas tiene una fuga en el interior en algunos lugares. 
De hecho, hay un ascensor, el mismo que en el Titanic, como me dijo mi compañero de habitación, pero este había abandonado el fantasma unos días antes de que me paré con mis maletas en el hall de entrada al pie de la baranda ornamentada y miré los empinados escalones de mármol escépticamente. 

Pero nada en el mundo me hubiera llevado a su versión funcional, el ángel dorado que adorna sus alas sobre las puertas, no presagiaba nada bueno para mí.

Me pareció bastante atrevido tomar el autobús a casa desde la milonga a las 4:00 de la mañana y apurarme por las calles desiertas hacia mi molino, siempre a paso firme, pero siempre con todos los sentidos excitados. 

Mi corazón latía hasta mi cuello con bastante frecuencia, la sangre corría por mis oídos, escuché suficientes historias de terror, todo ese tiempo en Bs. As. pero en realidad no me pasó nada.
La escalera era casi más aterradora que la calle abierta. 

No podía ver mi mano frente a mis ojos hasta que compré una mini linterna de un vendedor ambulante. 

Mis compañeros de cuarto me admiraban por esta idea y por eso pensaban que era muy europeo, yo pensaba que era práctico en el mejor de los casos. 

Me entristecí bastante cuando las pilas de mi lámpara se agotaron en Viena, pero las guardé de todos modos. Como recordatorio. 

Es rojo, como el calzado deportivo que compré la primera semana. 

Por los baches en las aceras, un tobillo fracturado, eso estando en Bs. As. no ha sido una ventaja.

Hay bastantes mitos sobre mi molino. Se dice que en el proceso quemó y mató a toda una familia. Entonces una y otra vez la historia de que en nuestro departamento habían sido interrogados opositores a la dictadura militar y no solo eso. 

Uno de mis compañeros de piso me mostró una pared espejada el primer día y sí, detrás de ella una habitación estrecha que ciertamente no era un armario. 

Cables delgados y blancos serpenteaban por los techos y las paredes, desaparecían en ellos y colgaban sueltos. Una habitación está insonorizada, otra con agujeros de bala en la pared.

Mi habitación, la sala de estar, con un balcón en el que pisé sabiendo que podía despedirse en cualquier momento bajo mis pies. 

Me encantaba sentarme en mi sofá de plástico verde, completamente vestido, envuelto en mantas de colores y con un sombrero en la cabeza para mirar el enorme ventilador en el techo de al lado, brillando a la luz de la mañana. 

Como una meditación, dejé que vinieran todos los pensamientos, los apreté con fuerza y ​​los dejé ir y escuché los golpes sordos de los tambores, que me llegaban a través de las manifestaciones. 

La puerta del balcón tenía grietas tan anchas que podría haber apretado la yema del dedo en el medio, pero no hice eso, después de todo, no quería empeorar la situación. No había calefaccion, un verdadero living argentino.
Sin saber exactamente de qué se trataba, ahora lo sé, era un trozo de historia argentina, este lugar, este mi molino y lo sentí, me encantó y nutrí donde más lo necesitaba. En mi alma

Se dice que el Molino se construyó en el punto 0 de la ciudad. Desde este punto, la ciudad se esfuerza por el norte y el sur, el oeste y el este. Incluso si esto no es cierto, uno podría creer que me habría desgarrado allí, en cambio, rara vez fui tan yo como en esta coordenada cero.

Además de las milongas y la enseñanza, solía ir al estudio de ballet más cercano. Pertenece a un gran maestro, y sí, he olvidado su nombre, probablemente porque bailé allí, para poder tomar una ducha caliente después. 

El baño del Molino estaba equipado con un monstruoso calentador de agua instantáneo, pero hasta mi último día no tuve la habilidad de sacar agua tibia de la cosa, por eso solía estar debajo de la ducha con cierto pre-frío. . 

Solía ​​imaginar que los antiguos baños termales explotarían y que me haría pedazos en el proceso. Vi uno de mis globos oculares pasar volando y todo tipo de cosas quemadas volando alrededor. 

De hecho, mi imaginación está floreciendo, un buen requisito previo para ser artísticamente activo. A veces me imaginaba una playa con sol y mar - 40 grados a la sombra - así que autosugestión, pero sin resultado. ¿Mencioné que estaría en Buenos Aires. ¿estaba?

Algunos días y noches eran tan fríos que las paredes de mi habitación parecían hechas de hielo. "La humedad te mata" es lo que dicen los lugareños y cuando mi amiga Luz y yo bajamos las escaleras para ir a la milonga, hacía más frío a cada paso. Las paredes parecieron congelarse, la barandilla de metal, los escalones, todo tintineó con un frío helado. Las calles estaban casi vacías en ese entonces, la milonga definitivamente lo era.

Mi Molino y yo, mis amigos, mi Molino y yo, mi tango, mis amigos, mi Molino y yo, lo pasamos muy bien, llenos de sombras del pasado y llenos de luz. Vida pura, sin aliento, fácil de dar, devorada con avidez. Aspiró todos los poros y llenó todas las células con él, ¿y ahora? Luego de un final en Bs. As. un comienzo en Viena. Molino mío, tus huellas en mi corazón continúan ahora, como siempre, como en un ritmo tangible.

 


Natasja Sas, austríaca y bailarina de tango junto a uno de los ascensores que, le dijeron, eran iguales que los del Titanic. Vivió en el quinto piso de Del Molino

Cuando la bailarina se alojó allí -fueron unos meses durante el año 2009- la confitería ya estaba cerrada. “Nadie podía entrar ahí. En lugar eso descubrí, en el ático, una máquina que era muy interesante, pero ni un amigo que era ingeniero sabía muy bien para qué servía. Hoy se que es el mecanismo que movía las aspas del Molino de la fachada. Cuando vuelva a Buenos Aires quisiera verlo porque lo llevo en mi corazón”.

 

 


lunes, 29 de marzo de 2021

"¡Llora, llora urutaú, / en las ramas del yatay ya no existe el Paraguay / donde nací como tú ? Llora, llora urutaú."



publicado en historias perdidas de Buenos Aires por Oscar Horacio Avila


Carlos Guido Spano

"¡Llora, llora urutaú, / en las ramas del yatay
ya no existe el Paraguay / donde nací como tú ?
Llora, llora urutaú."
Fue hijo del general Tomás Guido (militar de las guerras de la independencia y amigo de José de San Martín) y de María del Pilar Spano y Ceballos, hija del coronel Carlos Spano. Tuvo tres hermanos: José Tomás, Eduardo y Pilar.
El 15 de abril de 1866, publicó un folleto de 114 páginas a través del cual daba rotunda oposición a la Guerra contra el Paraguay, así como otros ilustres de la época Juan Bautista Alberdi, José Hernández, lo que causó que fuese preso por orden de Bartolomé Mitre el 26 de julio de 1866.
Su padre había hecho expresa su voluntad de ser enterrado bajo las piedras de su querida cordillera de los Andes, por lo que —para poder enterrarlo en Buenos Aires— Guido hizo traer piedras 1200 km desde la cordillera para construir con sus propias manos el sepulcro de su padre.
Guido plasmó su obra poética en dos obras: Hojas al viento (1871) donde recopiló sus poemas desde 1854 y Ecos lejanos (1895). Es conocido su poema Trova:
"He nacido en Buenos Aires.
¡Qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
Argentino hasta la muerte,
he nacido en Buenos Aires."


Nenia

(Canción Fúnebre)

En idioma guaraní,
una joven paraguaya
tiernas endechas ensaya
cantando en el arpa así,
en idioma guaraní:
¡Llora, llora urutaú
en las ramas del yatay,
ya no existe el Paraguay
donde nací como tú ­
¡llora, llora urutaú!
¡En el dulce Lambaré
feliz era en mi cabaña;
vino la guerra y su saña
no ha dejado nada en pie
en el dulce Lambaré!
¡Padre, madre, hermanos! ¡Ay!
Todo en el mundo he perdido;
en mi corazón partido
sólo amargas penas hay ­
¡Padre, madre, hermanos! ¡Ay!
De un verde ubirapitá
mi novio que combatió
como un héroe en el Timbó,
al pie sepultado está
¡de un verde ubirapitá!
Rasgado el blanco tipoy
tengo en señal de mi duelo,
y en aquel sagrado suelo
de rodillas siempre estoy,
rasgado en blando tipoy.
Lo mataron los cambá
no pudiéndolo rendir;
él fue el último en salir
de Curuzú y Humaitá ­
¡Lo mataron los cambá!
¡Por qué, cielos, no morí
cuando me estrechó triunfante
entre sus brazos mi amante
después de Curupaití!
¡Por qué, cielos, no morí!...
¡Llora, llora, urutaú
en las ramas del yatay;
ya no existe el Paraguay
donde nací como tú-
¡Llora, llora, urutaú!


Entre entre 1864 y 1870 Brasil, Uruguay y Argentina aliados con Inglaterra le hicieron La guerra de la Triple Alianza, llamada  llamada por los paraguayos guerra Grandeguerra contra la Triple Alianza o guerra Guasú (en guaran{i grande)   

De 1.325.000 Paraguayos en 1871 quedaron solo 221.000 y solo 28.000 hombres.

jueves, 11 de marzo de 2021

Volvemos a la Confiteria de El Molino un año y medio despues

el 8 de marzo comenzamos un nuevo 
recorrido 360º
La confiteria de El Molino, en La Ciudad de Buenos Aires, nuestro primer trabajo del año marzo del 2021.

Acerca del Edificio Del Molino

La emblemática Confitería del Molino había comenzado a funcionar en el edificio ubicado en la esquina de las avenidas Rivadavia y Callao en el año 1916 y su cierre definitivo se produjo en 1997.

Tras el cumplimiento del procedimiento expropiatorio mediante la Ley 27.009, aprobada en el año 2014, se transfirió el tradicional edificio porteño al Congreso de la Nación.

La Comisión Administradora del Edificio del Molino, creada por dicha ley, tomó posesión en julio del 2018 y comenzó una serie de tareas de recuperación de este ícono del estilo Art Nouveau, que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997.

La ejecución del Plan de Restauración Integral del Edificio del Molino –RIEM- incursiona en un abordaje poco habitual de la gestión patrimonial, que contempla la dimensión material e inmaterial de los bienes culturales, desde la multidisciplina y la pluralidad política, con el compromiso de involucrar la participación de la comunidad.

En el marco del RIEM, un equipo multidisciplinario de especialistas del Congreso Nacional se encuentra trabajando para recuperar el patrimonio material e inmaterial del inmueble.
A fines del 2019, visitamos El Molino para empezar a contar sus historias, a principios del 2020 publicamos parte de su historia en e-AN Nº 42, que titulamos "Historias de El Molino"

no pudimos comenzar con uno de nuestros recorridos 360º programados para comenzar, ya que a fin de marzo comenzo la cuarentena en nuestro país y se suspendieron los trabajos en El Molino.

8 de marzo del 2021, temprano partimos, con Luis Abregú, para nuestro primera reunión para recorrerla y comenzar a preparar nuestro nuevo recorrido 360º y poder mostrar y contar el edificio y sus historias.

fuimos, como siempre, muy bien recibidos por el arquitecto Guillermo García y su equipo de trabajo.

recorridos, escaleras, charlas, escaleras, restauradores trabajando, clasificando, y mas escaleras, COMENZAMOS,...



y Luis registrando con sus camaras, para contar y mostrar,...

 

A las personas que hayan conocido El Molino y tengas historias relacionadas con la confiteria, envienos sus comentarios o comuniquense con nosotros para incluir sus historias o recuerdos en nuestros recorridos.

 

mail saraviapro@gmail.com