Se estreno el documental de Silvia Sara Kochen el pasado jueves 8 de abril en la televisión publica.
trailer
Entrevista enviada por el Ministerio de Cultura de la Nación.
La médica y realizadora audiovisual Sara Silvia Kochen.
- ¿Cómo se le ocurrió hacer este documental?
- Para llevar a cabo el proyecto del padrón epidemiológico me metí en la guardia y en la terapia intensiva, un mundo que hacía mucho tiempo que no estaba en contacto, desde que hice mi residencia; y me empezó a conmover la dedicación con la que trabajaba el personal de la salud en una situación tan compleja como la pandemia mundial de COVID-19.
En un momento dado me pareció que era importante dar el puntapié y transformar eso en una narrativa que se pudiera contar, ver y escuchar.
También lo que pensé es que la mayor parte de la gente no tenía idea de todo lo que significaba estar en todos esos lugares.
Supongo que es natural, la gente tampoco sabe lo que hace en detalle un periodista o alguna otra profesión.
Y me pareció que era importante que se supiera: que el personal de la salud estaba ahí en la trinchera y que salvaba vidas y daba lo mejor que podía.
- ¿Cómo fue la elección del título Primera línea de fuego?
- Con la pandemia, lo que me pasó a mí y entiendo que le pasa a la gente que está trabajando en la primera línea de atención, fue pensar: “Para esto estudiamos, para esto trabajamos, para esto nos formamos”.
Había una elección de querer estar ahí.
Así como estuve yo, que podía no haber ido por edad y por mi especialidad, hubo mucha gente que tuvo esa actitud.
Y gente mucho más valiente, que estuvo en la trinchera realmente.
Que eligió estar ahí, que decía: “Me siento bien de estar acá, porque estoy donde me corresponde y dando lo mejor”.
Eso es lo que quería contar.
- En el tráiler del documental se puede ver que a medida que las trabajadoras y los trabajadores de la salud dan su testimonio, se sacan el barbijo y muestran sus caras. ¿Qué significa esta decisión?
- Lo hice como una estrategia visual porque la máscara te sirve de protección, pero también te oculta.
Las entrevistas fueron abiertas, sin censura, cada uno dijo lo que quiso, era una premisa eso para mí.
Usé una técnica de usar preguntas abiertas, con temas disparadores, les pedía que se presentaran o que dijeran qué cosas les daban miedo, por ejemplo.
Y en ese contexto me parecía importante que aparecieran las caras.
Quién es la persona fuera de ese contexto. A todos nos habitan diferentes personas.
Entonces lo que yo quería mostrar también era eso: qué piensa y qué siente esa gente que está trabajando ahí.
- ¿Qué fue lo que la sorprendió de las historias?
- Los relatos de cómo se sobreponían a situaciones dramáticas, de pacientes jóvenes que fallecían.
También la emoción de ver recuperarse casos que pensaban que no salían.
Pero lo que más me conmovió fueron los relatos de cuando atendieron a sus propios compañeros; no sólo por la proyección de darse cuenta de que si él está ahí, vos también podés estar ahí, sino también porque se piensa que eso no puede pasar y sí pasa.
Fotograma del documetal Primera línea de fuego.
- Su trabajo como neurocientífica en la Ragcyt incluye comunicar los aportes de la neurociencia sobre cerebro y mujer, ¿qué descubrimiento en esta área podría mencionar como muy relevante para poner en discusión estereotipos de género?
- Hay muchos trabajos pseudocientíficos, algunos incluso salen en revistas de buen nivel, pero con una metodología malísima y cero evidencia, en los que se dice, por ejemplo, que las mujeres tomamos decisiones en base a emociones, no racionalmente.
En las Jornadas de Ciencia y Arte “Cerebro y mujer”, la inspiración fuerte para mi ponencia “El aporte de la neurociencia (y no de las Pseudo-Neurociencias)" fue justamente ese tema.
Ahora estamos trabajando para hacer una segunda jornada sobre “Cerebro y mujer”.
- Si bien desde la creación de la Ragcyt se ha avanzado en la igualdad entre mujeres y varones, ¿cuál diría usted que es el problema principal para conseguir una mayor igualdad en el campo de la ciencia y la tecnología?
- Por un lado, se utiliza el concepto de “techo de cristal” (la limitación que tienen las mujeres de acceder a los cargos jerárquicos), pero yo creo que acá, y en el mundo entero, los techos son de hormigón armado.
De cristal, nada.
Y por otro lado, creo que un punto crítico y clave para una mujer, lo digo desde mi experiencia personal pero también porque lo veo en otras mujeres, es cuando decidís ser madre.
Cuando iba a congresos me preguntaban con quién había dejado a mis hijos y a los hombres nunca les preguntaban eso.
Hay una parte importante de la sociedad que te obliga a jugar determinados estereotipos, que son sumamente negativos, que te imponen determinadas cosas, que tenés que estar dando la pelea todo el tiempo para demostrar que sí, que sos buena madre.
Yo le digo siempre a las jóvenes, tengo becarias a cargo y tengo hijas, creo que el gran truco es decir: “quiero todo, no quiero estar eligiendo: quiero ser madre, quiero ser amante, quiero ser esposa, quiero ser investigadora, quiero hacer cine”. Porque a los hombres nunca se les plantea eso.
Nunca escuché a un varón decir: “no trabajo porque cambio el sueldo” (N. de R.: en referencia a que el costo de pagar por las tareas de cuidado de los hijos muchas veces es similar al sueldo de la madre), en cambio a las mujeres se les presenta muchas veces esa situación.
Ese punto en crítico, el cuidado de las hijas y los hijos, que pueda establecerse de que es una tarea compartida.
Y tiene que haber una sociedad que acompañe.
- ¿Ya tiene en mente algún otro proyecto cinematográfico?
- Con el editor de la película, Emiliano Serra, presentamos un proyecto en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) para filmar una película sobre cannabis medicinal.
Tenemos la intención de hacer algo más grande que la hicimos en la pandemia. Además, tengo ganas de tomar algunas historias de las Orquestas Infantiles, en especial historias de mujeres jóvenes.
Fotograma del documental Primera línea de fuego.
Ficha técnica:
2020 / 60 min / DCP 2K / Color / 16:9 / Español / Documental
Dirección, guion y producción: Sara Silvia Kochen
Montaje: Emiliano Serra
Fotografía y cámara: Santiago García Sánchez
Música: Juan Cristóbal Barcesat
Posproducción de color: Lucila Kesselman
Postproducción de audio: Adolfo Schmidt, Estudio Julirecords
Testimonios:
Sandra Azcárate, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, jefa de Admisión de Pacientes.
Sabrina Mársico, Hospital L. Meléndez, A. Brown, médica Terapia Intensiva.
Mariela Pacheco, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, médica residente.
Virginia Vallejos, Hospital Modular, A. Brown, directora.
Matías Gayategui, Hospital Oller, Quilmes, director.
Andrea Paz, Hospital Modular, Quilmes, administrativa.
Karina Botana, Hospital Modular, Quilmes, médica a cargo de Terapia Intensiva.
Beatriz Rodera, Hospital Iriarte, Quilmes, jefa Clínica Médica.
David Parisi, Hospital Iriarte, Quilmes, jefe de Terapia Intensiva.
Florencia Dorta, Hospital Iriarte, Quilmes, médica residente.
Diego Saez, Hospital Oñativia, A. Brown, jefe de Terapia Intensiva.
Marisa Mitchel, Hospital Oñativia, A. Brown, enfermera.
Paola de Plante, Hospital El Cruce Néstor Kirchner, F. Varela, enfermera.
Federico Cavalli, Hospital Modular, A. Brown, administrativo.
Nancy Gallo, Hospital Modular, A. Brown, enfermera.
Silvina Blanco, Hospital L. Meléndez, A. Brown, médica jefa de Emergencia.
Sergio Lage, Hospital El Cruce N Kirchner, F. Varela, jefe de Terapia Intensiva.
Juan Arano, Hospital El Cruce N Kirchner, F. Varela, médico clínico.
Ignacio Nuñez, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, kinesiólogo de Terapia Intensiva.
Gabriela Paez, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, médica residente.
Jazmin Saad, Hospital El Cruce N Kirchner, F. Varela, médica residente.
Rubén Berardi, Hospital Evita Pueblo, Berazategui, jefe de Terapia Intensiva.
documental completo
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